El Palacio
Rudyard KIPLING
(1902)
Siendo yo un reconocido y avezado Masón, como lo haría un Rey
Despejé un lugar para erigir un Palacio.
Dirigí las excavaciones. Y allí, bajo el barro,
Encontré las ruinas de otro Palacio
Que antaño, como un Rey,
Otro Masón había hecho construir.
Era una obra sencilla,
Sin proyecto previo.
Pues la traza de los cimientos parecía azarosa.
La mampostería era basta, sin concierto.
Pero, grabado en cada piedra, se leía:
Detrás de mí vendrá otro Constructor, decidle que también yo he sabido
Excavando nuevas zanjas,
De acuerdo con mi proyecto y mi nueva concepción de la obra;
Recoloqué sus piedras labradas,
Retallándolas y encajándolas a mi manera.
Hice moler valiosos mármoles para obtener arena de recebo,
He aceptado y rechazado para mi gozo,
Las ofrendas póstumas de ese humilde legado ancestral.
No percibía ni desdén, ni gloria,
Sin embargo, al arrancar las piedras,
Y esparcirlas, leí en esos cimientos arrasados,
En el fondo del alma del constructor...
Igualmente, en su tiempo, el valoró su causa.
Y comprendí el sueño que perseguía frente a la obra a realizar.
Siendo yo un reconocido y avezado Masón, como lo haría un Rey,
En el zénit de mi vanidad,
Me asaltaron unas palabras surgidas de las sombras.
En voz baja, en solitud, me susurraron:
El fin último de las cosas te es prohibido,
Ahora ya has cumplido tu misión.
Tu palacio, como a ti te ha ocurrido,
Lo usará otro rey para erigir el suyo.
Dije a mis obreros que abandonasen las trincheras,
Y dejasen las herramientas con que labraban la piedra.
Abandoné mi obra confiando
En el albur del tiempo y no en el destino.
Solamente grabé sobre los maderos, solamente grabé sobre las piedras:
Detrás de mí, vendrá otro Constructor, decidle que también yo he sabido.
Traducción libre: V. Hernández Gil . 14 de junio de 2014